No, no estás solo.

       Yo sé, parece que estás solo, así lo sientes y así ves el mundo que te rodea: estás solo. Y aunque la soledad es nuestra condición existencial, es lo que menos deseas en esta etapa de tu vida. 
Pero no estás solo, y te lo voy a demostrar. 
       También pasé por eso, sí, sé lo que es sentirse así, y más cuando eres tan diferente a la media. Pero vamos, todos somos diferentes, enano. Y ese es uno de los pensamientos más recurrentes en la adolescencia, la sensación de que eres "más" que los demás. Más diferente, más alto, más gordo, más feo, más torpe, y un largo etcétera de "más". La realidad objetiva vista unos años después es que sencillamente eres diferente y este es el problema: que queremos encajar. Es como si quisiéramos ser una copia los unos de los otros, pero esto es absurdo, porque al mismo tiempo queremos hacer cosas que nos distingan de los demás, con la paradoja de que cuando eso ocurre nos volvemos minúsculos por ser el centro de las miradas. Vivimos de contradicción en contradicción: esa es la adolescencia, un cúmulo de contradicciones. 
Pero no estás solo, te lo puedo asegurar. 
       La primera maravillosa compañía a la que tienes que reconocer como tal es a ti mismo. Y sí, probablemente hoy no veas eso como maravilloso: total, ¿Qué de bueno puede haber en ti para reconocerte como una compañía válida de considerar y tomar en cuenta? Te voy a contar una historia y te voy a recordar cuán maravilloso eres tú. 

El pequeño sujeto.
Verás, hace casi 15 años nació un sujeto muy especial que no había sido planificado, pero que durante sus últimos 8 meses de gestación no era otra cosa que el centro de todas las miradas. El sujeto llegó para destronar el puesto de un pequeño amargado que se sentía feliz de ser el último de la camada, y pronto se convirtió en la adoración de todos los habitantes de la casa a la que llegó. Ese pequeño sujeto estaba lleno de vida, de alegría y de mil y un ocurrencias. Desde el principio demostró tener una capacidad increíble para pensar por sí mismo y para desenvolverse con libertad en cada sitio al que lo llevaban. Desde el principio mostró una autonomía admirable y probó ser bastante selectivo en cuanto a gustos se referían. Tomó lo mejor de cada integrante de esa manada a la que llegó y se apropió de todas esas cosas para ir construyendo poco a poco su individualidad, su manera de ser, sus pensamientos y muchas de sus creencias. Su risa era la risa de todos los que trataban con él; sus inventos eran aplaudidos por cualquiera que lo conociera, y muy pronto empezó a tener filas de seguidores y de fans (yo incluida). Lo curioso de ese pequeño era que se sentía y se sabía valioso. Pasaba interminables horas solo, consigo mismo, y las disfrutaba tanto como disfrutaba estar en compañía de aquellos a quienes amaba. 
       Ese pequeño sujeto creció y se perdió en el proceso, como ocurre muy frecuentemente en el proceso de la vida. Pero cuando uno se pierde, preciso es volver a encontrarse, y mira que los reencuentros con uno mismo son de lo más provechosos, como no te imaginas. Deseo que pronto puedas hacer algo más que imaginártelo. 
      Sé que la separación ha sido muy dura, sé que lo que vives es difícil. Sé que estar lejos te ha pegado más a ti que a mí porque es cierto eso que dicen: "el que se queda sufre más que el que se va". Yo he vivido mil cosas aquí y de alguna manera he tenido que preocuparme de mi cotidianidad, de mi crecer viviendo sola, de mis necesidades básicas y primordiales. Tú, por otro lado, sigues en el mismo lugar, teniendo que lidiar con mi ausencia, y con el recuerdo diario de ella.  
       Entonces se me ha ocurrido algo: haz el viaje conmigo. Te invito a revivir toda mi aventura desde que salí de Venezuela hasta que llegué al Ecuador y cómo empecé a establecerme acá. Te contaré punto por punto todas las peripecias de mi aventura de tal manera que sientas que viajaste conmigo, porque lo hiciste, y sepas que no estás solo, que nunca estuviste solo, y que no lo estarás más. 

¿Qué me dices? ¿Te apuntas? Házmelo saber de alguna ingeniosa forma y entonces comenzaremos la aventura. 
Nosotros.


Tuya Siempre. 
                                     Tu ñaña (Apodo cariñoso ecuatoriano)
Tu hermana.

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