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Mostrando entradas de junio, 2012

De esas batallas donde uno se rinde.

Leía en estos días una cosa que escribí hace tiempo. El escrito era en realidad bastante bonito, bastante rosa; de hecho, algo así se titulaba: “Un poco de rosa...”, pero la cosa que leí y que me motiva a escribir aquí, así como el efecto dominó, funciona como la primera pieza que desencadena la caída de las demás, así, en mi mente, esta cosa desencadenó el pensamiento de lo demás: yo había creído en ella y ella sólo me había fallado . Esa oración enunciada tan sencilla, tan llanamente, reflejó con exactitud mi conflicto de cierta época lejana; momento de profundo dolor, abatimiento y decepción. Afortunadamente yo no me quedé ahí, decidí sobreponerme al dolor y al miedo, y volver a reconstruir mis ilusiones, mis sueños. Desafortunadamente, hay personas que concentran en esa oración enunciada tan sencillamente, tan llana, todas las energías de su vida, y entonces dejan de luchar. No hay cosa peor que dejar de luchar. Luchar es sinónimo de estar vivo, de tener algo de sangre caliente