De esas cosas que tienes que construir día a día.


Pienso en el malestar que tenía hace unos días. Estaba llena de preguntas, de por qué’s, de para qué’s. Por un momento tuve la tentación de sentirme molesta conmigo misma por estar así cuando días atrás estuve tan estable, tan chévere.
Existe un hecho con las separaciones y con todo el dolor que ellas dejan detrás: la recuperación se construye día tras día. Es un trabajo de aceptación, y se requiere fuerza para aceptar que lo que era ya no es, de modo que es un trabajo de fuerza. Pensaba en el hecho de que había conseguido un poco de tranquilidad al llegar a una concesión donde me consolaba; pensaba en la compañía que tuve y me lamentaba no tener esa compañía en ese momento en que me sentí tan mal. Pero me fue necesario aprender que la compañía externa no siempre va a estar, y entonces toca echarle una valoradita a la compañía que nos hacemos nosotros mismos. Por otro lado también he aprendido que preguntarse una cantidad de cosas no sólo No traerá tranquilidad ni alivio —por el evidente hecho de que son preguntas que sólo el tiempo y quizá la otra persona puedan responder—, sino que deja tras de sí un malestar parecido al que pega un día después de mucha tomadera de alcohol. Entonces estoy en el camino de entender que una de las cosas más importantes en esto de recuperarse del dolor, es aceptar que se siente el dolor y focalizar por qué se siente; personalmente me ha servido muchísimo decirme a mí misma qué es lo que más me duele de la situación por la que estoy atravesando. Lo segundo que estoy en vías de asimilar completamente a mi vida en estos momentos, es la importancia de dar curso al dolor, sin que esto signifique buscarlo en todo momento o regocijarse en él; se trata de desahogar el dolor que se sienta en alguna ocasión de la misma manera en que sucede con ciertas heridas que creemos sanadas y tienen debajo un contenido desagradable que hay que sacar. Se trata de limpiarte de todo aquello que posteriormente, por omisión u olvido, se vuelva contra ti y te lastime. Se trata de crecer por dentro y por fuera. Se trata de tomar la situación triste y dolorosa y transformar ese dolor en fortaleza. En resumidas cuentas, se trata de vivir. Esa es la cuestión más importante que hay que construir todos los días, eso es lo que hay que recordarse a diario.

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