Una entrada cumpleañera para mi cumpleañero favorito.

Quince años hace del evento que hoy se celebra. Quince increíbles años que no sé en qué momento pasaron. 
Mi Danito cumpleañero, me parece que fue ayer ese día en que naciste, ese martes 4 de junio en el que me enamoré locamente de ti y te adopté, más que como a un hermano, como a lo más parecido que resulta tener un hijo. Te esperaba con ansias, recuerdo. Durante los 9 meses de embarazo de mamá tuve muchos momentos tranquilos a su lado donde disfrutaba de su compañía y le hablaba al bebito que se alojaba en su vientre. La acompañé a muchas de sus citas médicas y me entusiasmaba pensar en la perspectiva de vivir tan de cerca la experiencia de una nueva vida creciendo dentro de ella, y luego creciendo cerca de nosotros, la familia completa que ahora estaba a la espera de su nuevo e inesperado miembro. Muchas veces te imaginé preguntándome cómo serías y a cuál de nosotros te parecerías. Imaginé cómo sería tu carácter, cómo sería tu aspecto físico. 
Graduando inteligente.
He de confesarte que durante los primeros 6 meses de embarazo de mami estuve esperando que fueras niña, porque desde que estaba muy pequeña soñaba con tener una hermana y cuando supe que mami estaba embarazada ese sueño volvió a ser una realidad en mi vida. Reconozco también que mi decepción fue grande cuando los exámenes para identificar si eras niña o niño (y mira que fuiste pudoroso por varios meses, porque no te dejaste ver) arrojaron que eras varón, pero poco a poco empecé a hacerme a la idea y cuando llegaste al mundo fuera del útero de mami, te acepté y te amé completamente sin querer cambiarte. 

¿Quince años? ¿En serio? ¿En qué momento se pasaron?

Y de verdad se pasaron, porque aquí estamos. 

Llegaste un martes 4 de junio (mira qué famosos nacieron también ese día) del año 2002 (en pleno mundial de fútbol, edición Corea-Japón). Ese día recuerdo claramente que mami salió a una consulta con su ginecólogo y yo quise acompañarla pues tenía el presentimiento de que iba a ser más que solo una consulta (Ese día, también, se enfrentaron los equipos de Bélgica vs. Japón, Corea del sur vs. Polonia, y China vs. Costa Rica). No obstante su consulta era en la tarde y yo tenía un horario de clases vespertino, de manera que mami no permitió que yo perdiera clases por acompañarla a lo que solo era una consulta. Quedé insatisfecha con su resolución pero era su palabra y yo no estaba en posición de desobedecerla y menos de rebelarme (tenía 12 años apenas). Pasé toda mi jornada de clases intranquila y ansiosa por irme a casa, y cuando ya pude salir y llegué a casa, la noticia era un hecho consumado: mi hermanito había nacido. 
Mi Danito futbolero.
Nun y yo, súper emocionados, fuimos llevados a la clínica donde estaba internada mami, porque no había tenido parto natural sino que le habían practicado una cesárea. Allá estaban los abuelos, y algunos hermanos de la iglesia (no recuerdo bien esos detalles) creo que Sem y Ner se fueron con nosotros o ya estaban en la clínica. Fue un día muy especial porque todos estábamos a la espera de que nacieras, queríamos mucho conocerte. Recuerdo también haberme sentido ansiosa porque cuando llegamos a la clínica no pude verte de una vez, sino que pasamos a ver a mami que estaba en una habitación privada con un aspecto de cansancio tras el procedimiento, y estuvimos escuchando cuentos de cómo había sido la cesárea y que habías resultado ser todo un amargadito llorón y peleón que no quería dejarse hacer las limpiezas y los exámenes de rigor que hay que hacerle a un enano recién nacido. Eso me hizo mucha gracia, porque te me hacías un perfecto Moreno Sánchez. Así, no pudimos conocerte sino aproximadamente un par de horas después de nosotros haber llegado a la clínica, y cuando eso sucedió... ¡Jajaja! Me llevé una decepción. Contigo aprendí que los bebés recién naciditos no suelen ser tan bonitos como salen en las películas, porque la verdad es que nunca había visto un bebé recién nacido a horas de haber salido del vientre, pero... Te digo algo, unos meses después dejaste en la historia esa primera impresión que tuve de ti. Ya nunca más pude recordarte como el bebé recién nacido y poco atractivo que vi la primera vez que me encontré contigo. Por otra parte, me sorprendió lo largo que eras. Recuerdo también haber tratado de ver en ti algo que se pareciera a mí o a alguno de nosotros, pero tendrían que pasar unos meses para que la semejanza se hiciera palpable. 
Así lucías a los 4 días de nacido. 
Ese martes 4 de junio, Nun y yo retornamos tarde a la casa junto a los abuelos y dejamos a mami y al nuevo integrante de la familia en la clínica, para que pasaran su primera y única noche alejados del hogar que con ansias los esperaba. 
Fue un día realmente hermoso, y lo disfruté, disfruté agendarlo en mi memoria como uno solemne donde un evento especial se celebraría de ese momento en adelante. Y henos aquí, quince años después. Quince que pronto serán 20, luego 25, posteriormente 30, y así sucesivamente. 
Naciste en un lugar donde se te esperaba con amor y anhelo. Naciste en una familia sui generi donde cada uno te aportó (y te aporta a su manera) mil cosas que hacen de ti el jovencito especial que eres. Naciste en medio de nuestras etapas fuertes (Sem y Ner transitaban la adolescencia, Nun y yo la preadolescencia, papi y mami la "vejez parental" /jajajaja/ mentira, mentira), te vimos crecer, te mimamos, te llenamos de calor, de amor, y yo me uní a ti de una forma que me es muy difícil olvidar. Me sentí orgullosa de lo que veía en ti, de cómo crecías, de las características mías que veía reflejadas en ti, de tu desarrollo, de la forma en que tus rasgos físicos se acercaron a los míos, y de cierta manera a los de todos nosotros en distintos aspectos.
2 meses, peleando, para variar.
Luego que llegaste, te volviste mi pasión y la mejor manera en la que pude sobrellevar la difícil época que para mí (y creo que para el 99% de los seres humanos) resultó ser la adolescencia. En ti me refugiaba, descansaba, y era maravilloso poder contarte mis problemas y tristezas y que me miraras con esos ojos grandes, redondos y negros, en silencio, sin juicio, con amor, admiración y curiosidad. Todos los días aprendía cosas nuevas gracias a ti, y viví intensamente cada una de las etapas de tu desarrollo y evolución.  
Me siento orgullosa de ti, mi quinceañero favorito; de las cosas que te gustan, de tus ideales y convicciones, porque observo que al igual que tus rasgos físicos, tienen un poquito de todos nosotros; eres una perfecta amalgama de los viejos integrantes de la familia Moreno Sánchez. Tienes grandes propósitos en la vida y confío en que poco a poco los vas a ir descubriendo y cumpliendo. Lo sé, estoy segura de eso. 
A los 6 mesesitos.
Pienso, también, que tuviste más comodidades que cualquiera de nosotros porque eso te preparó para lo que vives hoy; pienso que naciste de último, tomando todo lo que nuestras cortas vidas nos había enseñado y que te transmitimos a ti involuntariamente, y que eso te hace más fuerte que todos nosotros. 
En fin, mi quinceañero, compañerito de juegos, confidente y amigo, que deseo haberte entretenido un poco, y haberte obsequiado una felicitación cumpleañera distinta, como distinto eres tú y soy yo. Que hayas disfrutado (disfrutes) plenamente este día que es tuyo y que me recuerda constantemente que hace 15 años llegaste tú, mi ñaño-hijo. 

Te amo, Danito bello. 

¡FEEEELIIZZZ CUMPLEAAÑOS!

¡PIINCHOOOS!

   

  

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