Días de adaptación con sabor a Ecuador (2da parte)
Esa segunda semana de septiembre empecé a sumergirme realmente en el mundo ecuatoriano. El lunes Geraldine y Raúl quisieron saber lo que había hecho el fin de semana, parecían auténticamente preocupados por el hecho de que estaba sola en el país y había dejado a toda mi familia atrás. Me invitaron a almorzar el domingo con ellos y yo acepté complacida. Me maravillaba la amabilidad que mostraron conmigo. El viernes que habíamos salido, ellos me invitaron la comida, porque yo solo tenía dinero para el pasaje de esos días hasta que me saliera el primer pago. De manera que me sentí en confianza con ellos, tranquila y segura. También, esa segunda semana el hostigamiento respecto a mi condición de soltera fue casi insoportable. Recuerdo perfectamente que Geraldine no cesaba de preguntarme "cómo así" estaba soltera. Si no había dejado un novio en Venezuela. Y cuando se cercioró de que nada había dejado allá respecto a un novio o algo, entonces me dijo que en...