El imperio de lo Absurdo.

Recientemente presencié una escena colegial que me dejó sumida en los más singulares pensamientos, muchos de los cuales van encaminados a tratar de considerar las cosas desde una perspectiva lo más objetiva posible. No es la primera vez que observo, en mi corta labor como docente, el inconsciente e injusto trato que el adulto le prodiga al joven estudiante. Es inconsciente puesto que está cargado de exigencias hipócritas: le exige honestidad al adolescente, cuando él mismo no lo es. Le exige respeto, cuando él no lo da. Le exige sumisión y obediencia ciega, cuando él mismo no es capaz de darla, a nadie, bajo ningún concepto, y se rebela en su fuero interno con indignación si otro adulto se la exigiera. Es injusto porque producto de la inconsciencia antes señalada, el adulto castiga al estudiante en proporciones desmesuradas que no solucionan sino que empeoran la situación. Ambos elementos estuvieron present...